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domingo, 16 de noviembre de 2014

¡Y El Eterno Inconforme llega a los 40!

Sí. Recientemente cumplí mis 40 años. Y debo decir que se siente como cuando cumples 18.
 
Es una emoción extraña, la verdad. No debe haber preocupación alguna por llegar a esta edad.
 
Es emocionante saber que ya no eres ni tan joven como para que te tilden de carajito inmaduro e incapaz para desarrollar determinadas actividades, pero tampoco eres tan viejo como para que tires la toalla ante la vida y todos salgan corriendo a darte el asiento o tomarte del brazo.
 
Es una sensación extraña.



Cuando llegues a los 40 recordarás más o menos lo que sentías cuando cumpliste los 18.
 
Porque el ser humano es tan INCONFORME que cuando tenemos 10 años queremos tener ya 12 para poder entrar al cine a ver las películas censuradas como tipo B, para mayores de 12 años. (O por lo menos eso era lo que yo anhelaba).
 
Cuando tienes 12 ya quieres tener 16, porque ya tus amigos de esa edad tienen ¡SEXO CON OTRA PERSONA! Sí, descubres que puedes tener sexo con otra persona, además de tu mano.
 
Cuando tienes 16, ya quieres tener 18, ser mayor de edad, ver películas clase C, tener licencia de conducir, entrar a las discotecas sacando el pecho y caminando como un dios griego. Y claro, ¡quieres coger muchos culos!
 
Cuando llegas a los 18, quieres tener 25, coger muchos culos, tener tu carro (o rosquear el de tus padres), quieres viajar y conocer culos; quieres ir a la universidad y conocer culos… La vida gira en torno a los culos…
 
Cuando llegas a los 25, quieres llegar a los 30, porque a las viejas buenotas de 40 les gustan los carajitos de 30. Ya graduado, quieres conseguir un trabajo para tener tu propia plata para salir con los culos. Quieres comprar tu propio carro, pero todavía no te quieres ir de la casa materna… porque ¡QUÉ SABROSO ES QUE TE LAVEN, TE COCINEN, TE PLANCHEN, TE MANTENGAN! Mientras tú sólo piensas en los culos…
 
Cuando llegas a los 30 piensas: ¡WOW! Ya tengo 30… ya no puedo jugar un partido completo de futbolito sin que se me ponga la lengua de corbata. Ya no puedo comerme una pizza entera sin que después deba tomarme una caja entera de antiácidos… ya debería pensar en una familia… ya no piensas en los culos (aunque conozco a muchos treintones que todavía sólo piensan en eso).
 

¿Y cuando llegas a los 40? Quisieras nuevamente tener 18, pero con la experiencia que ahora te acompaña…
 
¿Y si no llego a los 40? Te preguntarás muchas veces…
 
Pero cuando llegas a los 40, ¡Llegó el momento!
 
Probablemente ya no tengas esa hermosa cabellera de antaño que batías al ritmo del Heavy Metal. Ir a una discoteca de noche ya no es lo tuyo… porque o te da sueño o sientes que no encajas en el ambiente… O simplemente porque prefieres pasar una velada en compañía de esa persona especial viendo una película tomados de la mano en el sofá…
 
El sexo ya es algo sublime, es algo que lo disfrutas porque lo haces CON CONCIENCIA… y no sólo por probar, por aprender, por conocer… ¡Ya no! ¿Pa’ qué?
 
Seguramente tendrás que usar tu primer par de anteojos para leer… porque la presbicia no perdona…
 
Y sí, a los hombres nos toca enfrentar nuestra primera tan temida visita al urólogo, con el consabido pero tan necesario examen de próstata… (Yo todavía no me he hecho el mío… pero prometo escribir un post al respecto cuando lo haga).
 

En fin que, amigos míos, cumplir 40 no es gran cosa orgánicamente, o por lo menos no sientes nada ese día en tu cuerpo, porque ya ha venido sucediendo poco a poco.... Ese día no sientes nada del otro mundo. Ese día, y especialmente esa noche, sí, reflexionas. Reflexionas mucho de tus errores y aciertos… de tus virtudes y defectos… de la gente que, para bien o para mal, ha pasado por tu vida… Reflexionas del tiempo que has desperdiciado (en lo particular eso ha sido lo que yo más he lamentado).
 
¡Pero no hay que lamentarse! ¡NUNCA ES TARDE!
 
Con 40 todavía puedes empezar una carrera universitaria nuevamente… puedes empezar a practicar algún deporte que siempre hayas querido practicar…
 
Pero por sobre todas las cosas: Puedes empezar muchos nuevos planes, porque AHORA cuentas con la experiencia necesaria para saber decir NO o SI cuando realmente corresponda. Nadie te podrá juzgar si te equivocas porque ya eres un cuarentón hecho y derecho.
 
¿Quién lo iba a decir? Cuando yo estaba en el colegio jugaba con mis compañeros, calculadora en mano, acerca de qué edad tendríamos en 1995, 2001, 2005, 2010… pero no íbamos más allá… y nos asustábamos y decíamos: ¡Perro, qué viejos vamos a ser!
 
30 años después, ya con mis 40 en hombros, debo decir que yo sí llegué… Muchos no llegaron…
 
Yo al fin tengo 40… ¡Y LOS QUE FALTAN!


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